Caracas 30 de septiembre de 2012.
Extrañadísima
Julia, te escribo esta nota desde la euforia que viví hoy (La foto que te envió
no la has visto) Como bien sabes fuimos
juntas a la inscripción de Capriles y
estoy complacida de su evolución. Te confieso que me emocioné más de la cuenta
y lloré par de veces en su discurso.
Cuando llegó a la tarima sentí un vacío en la
panza, pensé que era producto de las cinco horas de estar bajo el Sol, pero me
equivoqué, era la mezcla de los tambores y la energía con que llegó.
Cuando lo vi, la
esperanza se convirtió en una posibilidad real, la opción de que sí existe un
camino diferente. Que la reconciliación es posible y que estaba frente a mí. No
es un Súper héroe si- no un ser humano con la misión de servir.
La segunda vez que lloré y donde sentí un
quiebre emocional, fue el cierre, cuando dijo que votáramos pensando en
nosotros, en nuestras familias, pasaron por mi mente tu rostro, los de tantos
amigos queridos que se han ido. La cara de mi mamá, las miles de marchas, un
país posible y cuando su mamá lo abrazó estaba frente a una escena que vivo a
diario con mi mamá (Aunque nuestras profesiones sean completamente distintas).
No sé si el gobierno hará trampa, montarán
mítines para generar desestabilización ó si ganaran con los cacareados 10
millones de votos. Lo que sí sé es que un proyecto diferente está en
construcción y que como dice la canción:
cada día son miles y miles y miles, cada día son miles que están con Capriles.
Te quiero grande. Saludos a novio,
Carlota.
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