miércoles, 3 de octubre de 2012

De Julia a Carlota (1)

(Respuesta a esta carta)


Midwest Norteamericano, 02 de Octubre de 2012

Querida Carlota: 

De las noticias que me cuentas, ya estoy al corriente. Internet ha hecho el acceso a la información más fácil, aunque no estoy tan segura de que acorte distancias. Nunca hablar en Skype y tomarnos un café con profiteroles en la Danubio podrán ser equivalentes. Cuando llegué, me enteraba tarde de todas las cosas que pasaban en Venezuela. Apenas veía algo en el Twitter intentaba llegar a la noticia que había originado el comentario, y se me perdía. Pero con las semanas fui aprendiendo. En Venezuela mi celular apenas enviaba mensajes. Yo no sé si soy demasiado pobre o demasiado paranoica o una combinación de las dos como para tener un teléfono inteligente en Caracas.

Pero apenas llegamos acá, Novio y yo nos encontramos con una promoción fabulosa y salimos con teléfonos fabulosos: un Samsung Galaxy II cada uno. No es el modelo más nuevo, pero para mí hace milagros. Al telefonito le he bajado una aplicación que se llama TUNE IN donde puedo sintonizar todas las radios del mundo sin importar que esté por ejemplo, en el automercado. En las mañanas escucho a César Miguel, aunque por una emisora del Táchira (los comerciales son un tripeo). En las tardes escucho Aló Ciudadano. El Twitter me mantiene al corriente del resto y si está pasando algo – la rueda de prensa de Caldera, el discurso de Capriles, una mal habida cadena de Chávez – tengo la radio y la tele al alcance del Internet. Es una maravilla.

De nuevo al tema de las noticias que me cuentas, yo me estremecí cuando escuché sobre los asesinatos en Barinas. Esto es lo más grave que ha pasado en toda la campaña (al menos, mi opinión). Pero todo lo que vemos son las muestras de un gobierno desesperado. Un gobierno que puede perder. Esa es una posibilidad consoladora. La reconciliación es un tema que me llevaría demasiadas cartas, porque preocupa demasiado

Todavía no hay nieve aunque el Pacheco se mete de lo lindo,
Cuídese en esas aventuras electorales.

Julia

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