Midwest Norteamericano, 02 de Octubre de 2012
Querida Carlota:
Nunca quise tanto estar en
Caracas como el Domingo pasado. No me he perdido ni una marcha, podría decirse.
Salvo una vez que recuerdo toda mi familia salió en su pinta marchista y yo
permanecí en casita, pobre de mí, doblada del dolor de vientre. Me perdí esta.
Todavía no tengo claro cómo
Capriles se convirtió en esta persona extraordinaria – no será súper héroe pero
sí es extraordinario. Yo lo recuerdo hace una década, un enclenque opacado por
la estrella de Leopoldo que gobernaba mi municipio y se acercó un par de veces
a mi urbanización durante el paro petrolero; para calmar los ánimos luego de
que recibimos nuestra dosis de gas del bueno cortesía de la Guardia Nacional.
Yo tenía una camarita de esas desechables y le tomé un par de fotos que deben
descansar en algún lugar de mi casa – bueno, de la casa de mis padres en
Caracas. Y digo que es extraordinario porque independientemente de lo que pase
la semana que viene, Capriles nos devolvió la esperanza.
Tengo la firme convicción de
que podemos ganar. Pero pase lo que pase, la oposición ahora es mucho más
fuerte. “Fortísima”. Eso hay que
agradecerlo, no sólo a Capriles sino a la gente que está detrás, que ha ido
creciendo políticamente como lo ha hecho él. Porque hace diez años, la verdad
no sólo Capriles sino todos nosotros éramos unos enclenques tocando cacerola y
coreando ¨”Y va caer… y va caer…” –
Estábamos en pañales. Por lo menos ahora podría decirse que estamos
graduándonos del bachillerato. Y graduarse del bachillerato le toma a cualquier
mortal una década, incluso más.
Yo también te extraño, aunque
no sea lo mismo, mora en el Skype de vez en cuando
Julia
PD: ¡Amé la foto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario